domingo, 20 de abril de 2025

LA VIEJA REVISTA HUMOR


La revista Hum® (abreviatura de Humor Registrado) se editó en Argentina desde junio de 1978 hasta octubre de 1999 en Ediciones de la Urraca, con un total de 566 números. La publicación presentaba notas de actualidad y cultura escritas por periodistas e intelectuales respetados, ilustradas con caricaturas y dibujos de numerosos humoristas. El uso del humor y la sátira para denunciar a la dictadura la convirtió rápidamente en un éxito editorial.

Ahora la revista puede disfrutarse en formato digital, gracias a un grupo de fanáticos que digitalizaron las tapas de los 566 números, y las subieron con un pequeño sumario de cada uno.

La revista estaba dirigida por Andrés Cascioli, quien además solía ser el responsable de la caricatura de la tapa.​ Contó con la colaboración de prestigiosos escritores y periodistas como Roberto Fontanarrosa, Carlos Ulanovsky, Alejandro Dolina, Hugo Paredero, Carlos Abrevaya, Crist, Grondona White, Carlos Trillo, Tabaré, José Pablo Feinmann, Sandra Russo, Moira Soto y María Fiorentino, por ejemplo. Entre sus periodistas de investigación más destacados estuvieron Enrique Vázquez y Héctor Ruiz Nuñez.

La publicación quebró en 1999, tras una debacle financiera originada por la falta de anunciantes, y perder varios juicios iniciados por el gobierno de Carlos Menem.

Un grupo de entusiastas de la ciudad de Rafaela, liderado por Jorge Alberto Nieva y José Luis Banchio, decidieron homenajear la revista a casi 40 años de su nacimiento, digitalizando el primer número, y subiendo una síntesis de cada ejemplar, con su tapa correspondiente, junto a una serie de artículos.

El ejemplar número 1° de la revista Hum® tiene en la tapa a Cesar Luis Menotti, director técnico de la selección que iba a jugar el Mundial en Argentina, con las orejas del entonces ministro de economía, Martinez de Hoz. El título principal rezaba “Menotti de Hoz dijo: ‘El mundial se hace, cueste lo que cueste’”, marcando el tono satírico que caracterizaría a la revista desde su primer número.

La colección incluye ahora el famoso número 97 de la revista, secuestrado por la dictadura militar el 11 de enero de 1983. El número está disponible completo, para descargar en formato PDF. Fue el primer ejemplar aparecido en 1983 y trajo algunas novedades:

  • Se acabaron la «Cartaza Piola» y la «Cartita Tontuela de la Quincena». Todas las que tenían la suerte de aparecer tenían el mismo trato.
  • En el staff aparece la leyenda «Patria Financiera» para los que se ocupaban de la parte financiera y administrativa.
  • Tras casi siete meses (su última nota fue durante el conflicto de Malvinas) vuelve Alejandro Dolina con «La conspiración de las mujeres hermosas».
  • El suplemento «Wiquien. Guía especial de turismo» (parodiando a la revista «Weekend») no tiene desperdicio.
  • Mona Moncalvillo reportea al Dr. René Favaloro, en siete páginas inolvidables y al autor y director Carlos Gorostiza.
  • Hugo Paredero hace la crítica de «E.T. el Extraterrestre» finalizando con estas hermosas palabras: «El día que podamos, como Elliot, decirle a alguien querido: «Debes estar muerto porque ya no sé cómo sentir», ese día habremos alcanzado media gloria. La mitad restante la conseguiremos el día en que logremos pasar por encima de los monstruos verdaderos…»
  • Gloria Guerrero comenta el concierto de Charly García en Ferro el 26 de diciembre de 1982, con Sueter y Los Abuelos de la Nada como soportes. «Se termina el mejor recital del año, dicen. Para Charly, musicalmente, uno de los peores de su carrera», dice Gloria en la crónica perfecta de un día agitado.

Sobre los motivos por los cuales la dictadura mandó a secuestrar directamente desde la imprenta esta edición Número 97 de Humor Registrado. Andrés Cascioli, creador y director de la revista, aventuró en un reportaje:

“Esta me parece que fue la tapa más jugada de todas. Nos secuestraron la publicación y metimos un recurso de amparo. Tuvimos cuatro juicios: a Enrique Vázquez, a Luis Gregorich, a Tomás Sanz y a mí. Es divertido: en la demanda que me hace Nicolaides decía que un comandante en jefe del Ejército no podía dejar de dominar una patineta. Parece que se sentía tan hábil como para no tropezar. No entendió que estaban acabando con la Justicia, no entendió nada Nicolaides. Lo bueno fue que al poco tiempo sacamos la tapa siguiente con los tres comandantes como los monos de la censura. Fue arriesgado.  Pero nos acompañaron más de 330 mil compradores, un millón y medio de lectores. Fue una cifra record para Humor y el número se agotó. Era el año final de la dictadura y estábamos 100 mil ejemplares arriba de Gente: Humor era la revista que más vendía.”

FUENTE: PERIODISMO.COM

LA COLECCION PUEDE CONSULTASE: ECHALE UN VISTAZO

EL VALOR DE LA BASURA

 (Nota publicadda en La Nueva Provincia en 2006)

El valor de la basura

Por Aldo Isidoro Holtz.


 Es alarmante la normalidad con que los ciudadanos de Bahía Blanca nos "movemos" entre la basura; caminamos por paseos públicos, calles y sendas rodeados de bolsitas de polietileno llenas de residuos o con los mismos volcados al lado, pets de gaseosas y recipientes plásticos vacíos, tetrabrik, latas de conservas y restos varios.

Esa preocupante normalidad es la consecuencia del acostumbramiento al que nos están sometiendo estas administraciones de pobreza y miseria, a las cuales poco les interesa que los ciudadanos se eduquen y prosperen, sino que solamente les interesa fomentar la vagancia con limosnas que globalmente les salen más barato que poner en marcha un plan de crecimiento y dignidad (algo así como: vos me votás y yo te doy un subsidio, andás con patente vieja, te "colgás" de la luz, tirás la mugre donde quieras, etc.). Carecen de compromiso con la comunidad. Estoy diciendo esto de los últimos gobiernos nacionales, provinciales y de la que más nos interesa: la administración local.



 Referente a la basura: ¿Quién la tira en esos lugares, en vez de dejarla en los contenedores o, simplemente, en su vereda, para que la retiren los recolectores de residuos?

 A saber:


1) Todos tenemos algún vecino que deja la basura en la vereda del otro.


 2) Todos, alguna vez, hemos tirado un papel en la calle.

 3) Hay vecinos que limpian sus patios y tiran trastos en la periferia de la ciudad.

 4) Hay vecinos que sacan la basura en cajas de cartón.

5) Hay cartoneros que se llevan esas cajas para venderlas y tiran la basura en el primer espacio verde que encuentran.

 6) Hay vecinos que sacan las cajas de cartón solas, para que las retiren los cartoneros y ponen la basura en bolsas de polietileno, como corresponde.

 7) Hay gente sin trabajo que busca cosas para vender (por ejemplo. pets de gaseosas y otros plásticos) y se lleva las bolsas con los residuos y las abre y vuelca en el primer espacio verde que encuentra.

 8) Hay gente sin trabajo que tiene hambre y busca algo para comer y hace lo mismo que en el punto 7.

 9) Hay gente sucia.

10) No echemos la culpa a los perros, porque ellos rompen la bolsa en la misma vereda del vecino y es el mismo vecino quien junta la basura volcada.

¿Cuál es la solución? Mejor dicho, ¿se requiere solucionar este problema, o que la gente coma residuos y/o los tire donde quiera también es parte de la "contención social" de la que tanto hablan nuestros gobernantes?

Desde el gobierno municipal, a alguna "mente brillante" se le ocurrió que los vecinos discriminen la basura antes de sacarla, para que los "abrebolsas" no tengan que tomarse ese trabajo.

 Lo de siempre: los que hacen las cosas bien tienen que pagar por todos. (A esta altura del partido, no creo que se le pueda ocurrir algo mejor a ningún funcionario).

 Ahora, cómo hacemos para explicar a una persona con hambre y limitada educación que no tiene que abrir la bolsa "A" sino la bolsa "B". O, más "finito" aun, ¿quién controlará que esta persona no tire la bolsa vacía en cualquier lado, aunque abra la que le corresponde?

Teniendo en cuenta que en nuestro país no funcionan los sistemas de control, debido a la mediocridad de los encargados de controlar, que sólo castigan a los buenos porque no encuentran (o no buscan) a los malos, sólo me queda proponer las siguientes posibilidades de solución:

Solución 1: Que los barrenderos y recolectores también recorran los espacios verdes, baldíos, franja del F.C. y periferia (si ya lo están haciendo, tendrán que hacerlo más seguido).

 Gandhi dijo: "No hay camino hacia la paz; la paz es el camino". Trasladado a nuestro tema, sería: "No hay un camino hacia la limpieza; la limpieza es el camino", o sea, que los que ensucian, no ensucien. Pero... ¿Cómo hacemos?

 Solución 2: Disponer de depósitos municipales ubicados en distintos sectores de la ciudad, donde todos quienes quieran vender bolsas de polietileno con residuos que no tengan ningún valor cobren algunos centavos por cada una de ellas.

Así podríamos apreciar cómo quienes ahora ensucian comenzarían limpiando su casa, luego su barrio y todos los lugares donde concurran (incluso, embolsarían la basura que encuentren tirada). La basura sería retirada de los depósitos todos los días por la empresa recolectora y llevada adonde ahora se deposita.

 Ante una solución que en menos de una semana cambiaría nuestro sucio paisaje por una ciudad realmente limpia, los contribuyentes no tendríamos inconvenientes en financiar el inicio del emprendimiento por medio de un ajuste en una cuota del impuesto municipal (ojo, sólo en una, ¿eh?). Luego, deberá financiarse con el dinero ahorrado en el presupuesto para limpieza.

El personal de recolección que sobrare podría pasar a barrendero, destapaciones, parquización, ordenamiento "en serio" de tránsito (que hace falta), etc.

 Puede parecer ridículo, pero a males argentinos, soluciones argentinas. Lo lamento, pero se me ocurre que la única manera de que el que es sucio no ensucie es que pueda vender la mugre.


Aldo Isidoro Holtz es comerciante y reside en Bahía Blanca.

sábado, 19 de abril de 2025

TE ACORDAS DE DON DIEGO?

El supermercado Don Diego, inaugurado en marzo de 1967, marcó un hito en la historia comercial de Bahía Blanca al ser el primer establecimiento de su tipo en la ciudad. Ubicado en la calle San Martín 222, este emprendimiento pionero fue liderado por el empresario Diego Meyer y un grupo de inversionistas locales. Fue el primer supermercado en esta ciudad.

Don Diego revolucionó la experiencia de compra al introducir un sistema novedoso de venta de mercaderías, con góndolas organizadas, precios visibles y una amplia variedad de marcas. Además, fue el primer supermercado en abrir sus puertas los fines de semana, atrayendo a miles de clientes con su lema "más por menos". Entre sus innovaciones destacaban los carritos de compra, música funcional y un espacio para niños llamado "Diegolandia".

El supermercado se convirtió rápidamente en un punto de referencia para los bahienses, ofreciendo una experiencia de compra moderna y accesible. Su éxito inicial llevó a la apertura de sucursales en diferentes barrios y localidades cercanas.

A pesar de su prometedor comienzo, Don Diego cerró sus puertas en 1974 debido a problemas financieros. Sin embargo, su impacto en la memoria colectiva de Bahía Blanca perdura como un símbolo de innovación y progreso en el ámbito comercial. Los bahienses recuerdan ese latiguillo famoso: "Tiene de todo, como Don Diego".


LA CALLE DE LOS CABARETS

La calle Soler, ubicada en Bahía Blanca, es un lugar cargado de historia y transformaciones que reflejan la evolución social y cultural de la ciudad. Desde sus inicios como un espacio residencial hasta su fama como la calle de los cabarets, sobre todo desde calle Brandsen hacia Avda. Cerri, Soler ha sido testigo de múltiples cambios a lo largo de las décadas. En cuadras anteriores era zona comercial.

A comienzos del siglo pasado, la calle Soler era conocida por sus residencias y su proximidad a la Estación Sur, un punto clave para la llegada de inmigrantes y el movimiento comercial. En sus primeros años, la calle era un lugar tranquilo, con casas bajas y una atmósfera de comunidad.

Con el paso del tiempo, especialmente durante el siglo XX, la calle Soler adquirió una reputación distinta. Se convirtió en una zona de cabarets y prostíbulos, ganando fama como un lugar de entretenimiento nocturno y, en ocasiones, razias policiales y peligro.  Los bahienses mayores recuerdan, por ejemplo, a Marabú, el 77 o el prestigioso Diabolo, un cabaret que solia traer figuras internacionales del rubro.  Este cambio reflejaba las dinámicas sociales y económicas de la época, así como la influencia de la estación de trenes cercana.

En años recientes, la calle Soler ha experimentado un renacimiento. Los vecinos y el municipio han trabajado para cambiar su imagen y revitalizar el área. Hoy en día, la calle busca recuperar su lugar como un espacio cultural y comunitario, dejando atrás las sombras de su pasado.

La calle Soler es un ejemplo fascinante de cómo los espacios urbanos pueden transformarse y adaptarse a lo largo del tiempo. Su historia, marcada por inmigrantes, cabarets y renacimiento, la convierte en un lugar emblemático de Bahía Blanca. Explorar sus calles es como caminar por las páginas de un libro lleno de historias y memorias.