(Nota publicadda en La Nueva Provincia en 2006)
El valor de la basura
Por Aldo Isidoro Holtz.
09:00 | 26/01/2006
Es alarmante la normalidad con que los ciudadanos de Bahía Blanca nos "movemos" entre la basura; caminamos por paseos públicos, calles y sendas rodeados de bolsitas de polietileno llenas de residuos o con los mismos volcados al lado, pets de gaseosas y recipientes plásticos vacíos, tetrabrik, latas de conservas y restos varios.
Esa preocupante normalidad es la consecuencia del acostumbramiento al que nos están sometiendo estas administraciones de pobreza y miseria, a las cuales poco les interesa que los ciudadanos se eduquen y prosperen, sino que solamente les interesa fomentar la vagancia con limosnas que globalmente les salen más barato que poner en marcha un plan de crecimiento y dignidad (algo así como: vos me votás y yo te doy un subsidio, andás con patente vieja, te "colgás" de la luz, tirás la mugre donde quieras, etc.). Carecen de compromiso con la comunidad. Estoy diciendo esto de los últimos gobiernos nacionales, provinciales y de la que más nos interesa: la administración local.
Referente a la basura: ¿Quién la tira en esos lugares, en vez de dejarla en los contenedores o, simplemente, en su vereda, para que la retiren los recolectores de residuos?
A saber:
1) Todos tenemos algún vecino que deja la basura en la vereda del otro.
2) Todos, alguna vez, hemos tirado un papel en la calle.
3) Hay vecinos que limpian sus patios y tiran trastos en la periferia de la ciudad.
4) Hay vecinos que sacan la basura en cajas de cartón.
5) Hay cartoneros que se llevan esas cajas para venderlas y tiran la basura en el primer espacio verde que encuentran.
6) Hay vecinos que sacan las cajas de cartón solas, para que las retiren los cartoneros y ponen la basura en bolsas de polietileno, como corresponde.
7) Hay gente sin trabajo que busca cosas para vender (por ejemplo. pets de gaseosas y otros plásticos) y se lleva las bolsas con los residuos y las abre y vuelca en el primer espacio verde que encuentra.
8) Hay gente sin trabajo que tiene hambre y busca algo para comer y hace lo mismo que en el punto 7.
9) Hay gente sucia.
10) No echemos la culpa a los perros, porque ellos rompen la bolsa en la misma vereda del vecino y es el mismo vecino quien junta la basura volcada.
¿Cuál es la solución? Mejor dicho, ¿se requiere solucionar este problema, o que la gente coma residuos y/o los tire donde quiera también es parte de la "contención social" de la que tanto hablan nuestros gobernantes?
Desde el gobierno municipal, a alguna "mente brillante" se le ocurrió que los vecinos discriminen la basura antes de sacarla, para que los "abrebolsas" no tengan que tomarse ese trabajo.
Lo de siempre: los que hacen las cosas bien tienen que pagar por todos. (A esta altura del partido, no creo que se le pueda ocurrir algo mejor a ningún funcionario).
Ahora, cómo hacemos para explicar a una persona con hambre y limitada educación que no tiene que abrir la bolsa "A" sino la bolsa "B". O, más "finito" aun, ¿quién controlará que esta persona no tire la bolsa vacía en cualquier lado, aunque abra la que le corresponde?
Teniendo en cuenta que en nuestro país no funcionan los sistemas de control, debido a la mediocridad de los encargados de controlar, que sólo castigan a los buenos porque no encuentran (o no buscan) a los malos, sólo me queda proponer las siguientes posibilidades de solución:
Solución 1: Que los barrenderos y recolectores también recorran los espacios verdes, baldíos, franja del F.C. y periferia (si ya lo están haciendo, tendrán que hacerlo más seguido).
Gandhi dijo: "No hay camino hacia la paz; la paz es el camino". Trasladado a nuestro tema, sería: "No hay un camino hacia la limpieza; la limpieza es el camino", o sea, que los que ensucian, no ensucien. Pero... ¿Cómo hacemos?
Solución 2: Disponer de depósitos municipales ubicados en distintos sectores de la ciudad, donde todos quienes quieran vender bolsas de polietileno con residuos que no tengan ningún valor cobren algunos centavos por cada una de ellas.
Así podríamos apreciar cómo quienes ahora ensucian comenzarían limpiando su casa, luego su barrio y todos los lugares donde concurran (incluso, embolsarían la basura que encuentren tirada). La basura sería retirada de los depósitos todos los días por la empresa recolectora y llevada adonde ahora se deposita.
Ante una solución que en menos de una semana cambiaría nuestro sucio paisaje por una ciudad realmente limpia, los contribuyentes no tendríamos inconvenientes en financiar el inicio del emprendimiento por medio de un ajuste en una cuota del impuesto municipal (ojo, sólo en una, ¿eh?). Luego, deberá financiarse con el dinero ahorrado en el presupuesto para limpieza.
El personal de recolección que sobrare podría pasar a barrendero, destapaciones, parquización, ordenamiento "en serio" de tránsito (que hace falta), etc.
Puede parecer ridículo, pero a males argentinos, soluciones argentinas. Lo lamento, pero se me ocurre que la única manera de que el que es sucio no ensucie es que pueda vender la mugre.
Aldo Isidoro Holtz es comerciante y reside en Bahía Blanca.