La corrupción en la política argentina ha sido una sombra persistente que ha debilitado la confianza pública y erosionado las instituciones democráticas. Desde escándalos que involucran a altos funcionarios hasta casos de malversación en niveles locales, este fenómeno ha permeado diversas capas del sistema político. Nadie puede negarse a haber participado de la corrupción politica sea del partido que sea. Unos populistas y otros nacionalistas, pero corruptos ambos o parte de ambos.
A pesar de contar con leyes como la de Acceso a la Información Pública, promulgada en 2016, y organismos como la Oficina Anticorrupción y la Auditoría General de la Nación, la implementación efectiva de estas herramientas sigue siendo un desafío. La falta de recursos, la presión política y la lentitud del sistema judicial son obstáculos recurrentes. Si al menos la justicia fuese incorruptible, algo mejoraria en la politica.
Históricamente, la corrupción ha dejado huellas profundas en el país, desde la "Década Infame" hasta casos recientes que han captado la atención internacional. Según el Índice de Percepción de la Corrupción, Argentina ha mejorado su posición en los últimos años, pero aún enfrenta retos significativos. Aunque un indice manejado por funcionarios gubernamentales, al menos siembra dudas.
Para combatir este problema, es esencial fortalecer la educación cívica, promover una cultura de integridad y aprovechar la tecnología para hacer más transparentes los procesos gubernamentales. La participación ciudadana y el periodismo de investigación también juegan roles cruciales en la lucha contra la impunidad. El llamado "cuarto poder" deberia ser mas profesional y no tan militante, y los jueces mantenerse al margen de la politica.