sábado, 19 de abril de 2025

TE ACORDAS DE DON DIEGO?

El supermercado Don Diego, inaugurado en marzo de 1967, marcó un hito en la historia comercial de Bahía Blanca al ser el primer establecimiento de su tipo en la ciudad. Ubicado en la calle San Martín 222, este emprendimiento pionero fue liderado por el empresario Diego Meyer y un grupo de inversionistas locales. Fue el primer supermercado en esta ciudad.

Don Diego revolucionó la experiencia de compra al introducir un sistema novedoso de venta de mercaderías, con góndolas organizadas, precios visibles y una amplia variedad de marcas. Además, fue el primer supermercado en abrir sus puertas los fines de semana, atrayendo a miles de clientes con su lema "más por menos". Entre sus innovaciones destacaban los carritos de compra, música funcional y un espacio para niños llamado "Diegolandia".

El supermercado se convirtió rápidamente en un punto de referencia para los bahienses, ofreciendo una experiencia de compra moderna y accesible. Su éxito inicial llevó a la apertura de sucursales en diferentes barrios y localidades cercanas.

A pesar de su prometedor comienzo, Don Diego cerró sus puertas en 1974 debido a problemas financieros. Sin embargo, su impacto en la memoria colectiva de Bahía Blanca perdura como un símbolo de innovación y progreso en el ámbito comercial. Los bahienses recuerdan ese latiguillo famoso: "Tiene de todo, como Don Diego".


LA CALLE DE LOS CABARETS

La calle Soler, ubicada en Bahía Blanca, es un lugar cargado de historia y transformaciones que reflejan la evolución social y cultural de la ciudad. Desde sus inicios como un espacio residencial hasta su fama como la calle de los cabarets, sobre todo desde calle Brandsen hacia Avda. Cerri, Soler ha sido testigo de múltiples cambios a lo largo de las décadas. En cuadras anteriores era zona comercial.

A comienzos del siglo pasado, la calle Soler era conocida por sus residencias y su proximidad a la Estación Sur, un punto clave para la llegada de inmigrantes y el movimiento comercial. En sus primeros años, la calle era un lugar tranquilo, con casas bajas y una atmósfera de comunidad.

Con el paso del tiempo, especialmente durante el siglo XX, la calle Soler adquirió una reputación distinta. Se convirtió en una zona de cabarets y prostíbulos, ganando fama como un lugar de entretenimiento nocturno y, en ocasiones, razias policiales y peligro.  Los bahienses mayores recuerdan, por ejemplo, a Marabú, el 77 o el prestigioso Diabolo, un cabaret que solia traer figuras internacionales del rubro.  Este cambio reflejaba las dinámicas sociales y económicas de la época, así como la influencia de la estación de trenes cercana.

En años recientes, la calle Soler ha experimentado un renacimiento. Los vecinos y el municipio han trabajado para cambiar su imagen y revitalizar el área. Hoy en día, la calle busca recuperar su lugar como un espacio cultural y comunitario, dejando atrás las sombras de su pasado.

La calle Soler es un ejemplo fascinante de cómo los espacios urbanos pueden transformarse y adaptarse a lo largo del tiempo. Su historia, marcada por inmigrantes, cabarets y renacimiento, la convierte en un lugar emblemático de Bahía Blanca. Explorar sus calles es como caminar por las páginas de un libro lleno de historias y memorias.

viernes, 18 de abril de 2025

QUIEN ES TIM BALLARD?

 Tim Ballard es una figura pública controvertida, cuya carrera y trayectoria han generado admiración en algunos sectores y fuertes críticas en otros.

Ballard se destacó inicialmente como exagente de seguridad en agencias estadounidenses, y en 2013 fundó la ONG Operation Underground Railroad (OUR). Esta organización se dedicaba, según su versión, a rescatar a niños víctimas de trata y explotación sexual, lo que le ganó notoriedad y lo convirtió en un símbolo de la lucha contra este flagelo. Su labor fue llevada a la gran pantalla en la película Sound of Freedom (2023), en la que se lo presentó como un héroe incansable, consolidando una imagen mediática muy poderosa y simpática para ciertos sectores.

Además de su trabajo en el ámbito de rescate de menores, Ballard ha mantenido vínculos con figuras políticas y religiosas. Es miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) y ha estado relacionado con círculos de la derecha estadounidense, llegando a entablar una relación cercana con figuras como Donald Trump. Estos lazos le han brindado apoyo en algunos escenarios, pero también han contribuido a polarizar opiniones sobre su figura.

Detrás de la imagen del justiciero, han surgido en los últimos años serias denuncias que empañan la reputación de Ballard. Varias excolaboradoras y periodistas, entre ellas la reconocida Viviana Canosa, han señalado comportamientos inadecuados y presuntas manipulaciones en el marco de sus operaciones, llegando a acusarlo de abusos sexuales y de utilizar operaciones encubiertas como excusa para beneficiarse de donaciones millonarias. Estas denuncias incluyen acusaciones de acoso, coacción e incluso explotación dentro de la misma organización que fundó, lo que ha abierto un debate sobre la veracidad y la ética de sus métodos de rescate.

La historia de Tim Ballard ejemplifica cómo una narrativa de rescate y heroísmo puede ser utilizada para generar impacto mediático y apoyo popular, al mismo tiempo que se esconde una realidad compleja y, en algunos aspectos, problemática. La combinación de actividades de rescate, implicaciones políticas y denuncias legales hace indispensable que se realicen investigaciones independientes sobre sus operaciones.

Frente a ello, se pone en entredicho no solo su figura, sino también la forma en que se aborda la lucha contra la trata de personas y la explotación infantil desde el ámbito público y mediático.

En definitiva, mientras algunos ven en Ballard un defensor infatigable de los derechos de los más vulnerables, otros consideran que su figura se ha construido sobre narrativas exageradas que ocultan comportamientos éticamente cuestionables. Este contraste invita a profundizar en cómo se manejan y comunican las intervenciones en temas tan sensibles, y abre la puerta a cuestionar el impacto real de estas acciones en el combate contra la trata y el abuso infantil.


LA FERIA NO ES COSA DEL BAHIENSE

Las ferias de productores estan casi en todas las ciudades del mundo. En nuestro pais, hasta en algunos pueblos chicos hay una feria los fines de semana. En Bahia Blanca no! Solo a un sector acomodado economicamente se le ocurre hacer ferias en lugares distantes, los fines de semana, donde hay que moverse bastante para llegar. Los precios de alli no son grandes precios, sino un poco  menores a los normales. Tampoco sus feriantes son productores, sino comerciantes elegidos por algun politico.

En su momento, con el primer gobierno democrático, en el año 1984 se creó el Mercado Comunitario en el subsuelo del Mercado Municipal y en calle Necochea, que atendia el sector de las villas. Hubo diferencia de precios, pero duró lo mismo que duró ese gobierno. 

Hoy, la municipalidad de Bahia Blanca tendria que llamar a productores (unicamente productores) de todos los sectores de alimentos y darles o alquilarles un lugar adonde puedan vender, que sea centrico, que se pueda ir de cualquier manera todos los dias y que vendan bastante mas barato que lo normal. Uno centrico y uno en las villas, que hay mucha gente. Como en cualquier ciudad del mundo. Las ferias son para la gente que no llega a fin de mes, no para los caretas.