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lunes, 18 de enero de 2016

BASQUET: REQUISITOS PARA SER CAPITAL

Por Abel Escudero Zadrayec / abel@lanueva.com / Twitter: @abel_ez

Los giles son como los cardos: una rafaguita y se multiplican. Entre ellos, la rama de los insolentes e irrespetuosos va sumando poder.

Así entonces, salta de vez en cuando un cordobés de neurona ferneteada diciendo que en su provincia está la capital nacional del básquetbol.

Incluso algún marplatense alimentado a mamadera con agua de mar fría se ha animado a proclamarse. Y cierto día tuve la desgracia de ver que uno de Junín sacaba pecho congelado; luego se reventó un cucurucho de soja en la frente.

Todo bien, los felicitamos por tanta autoestima. Pero es hora de avisarles que ya está, es suficiente, córtenla, BASTA: dejen de abrazarse a la ridiculez y a la indecencia.

Y acepten con mínima dignidad que la capital fue, es y será SIEMPRE Bahía Blanca por tantísimas razones, como estas 14 que repasamos ebrios de #OrgulloBahiense en homenaje a la asociación local, que hoy cumple 87 años.
 
Somos más grandes que la FIBA.

La Asociación Bahiense de Básquetbol se fundó el 11 de enero de 1929, pero sus antecedentes se remontan a 1917 con la llamada Liga Bahiense de Basket-Ball (sic). Es casi un siglo de historia organizada...

Por si pareciera poco: la Federación Internacional recién surgió el 18 de junio de 1932. Y la bonaerense, el 17 de marzo del 35. ¿Sabés dónde se constituyó?

Y, sí. OBVIO.

Pará, pará: ¿y dónde se habrá jugado el primer partido de básquetbol en la Argentina?  

Opciones:

-en la entrada de Salsipuedes (?), provincia de Córdoba;

-en la playa Bristol de Mar del Plata, entre los lobos feos esos;

-en el centro porteño, colgando un aro del obelisco y otro del McDonald's que destrozan los bosteros cuando festejan;

-en LA BELLA Y BASQUETBOLERA CIUDAD DE BAHÍA BLANCA.

Y, sí. OBVIO.

(Según distintas fuentes, fue el 21 de mayo de 1910 en una iglesia metodista. Y lo protagonizaron estadounidenses que llegaron tripulando barcos.)
 

Ya pasamos los 200.000 jugadores en torneos locales desde 1929.

En estos 87 años se registraron más de 12.500 equipos en 28 categorías.

Y, por ejemplo:

-desde hace 3 décadas superamos cada año los 3.000 basquetbolistas anotados;

-en promedio se disputan 3.400 partidos por año;

-más de 20 clubes tienen equipamiento decente: piso flotante, aros rebatibles, relojes digitales, etc.

Ni vemos a los que vienen atrás.

(Fotos: Archivo-La Nueva.)

Bahía obtuvo CASI LA MITAD de los Provinciales disputados desde 1941: fue campeón en 94 de 209 torneos.

Ganamos:

-34 de 70 certámenes de mayores;

-24 de 48 en juveniles;

-15 de 36 en cadetes;

-12 de 26 en infantiles;

-6 de 17 en preinfantiles;

-3 de 10 en femenino.

(A mediados de los 60 arrancó la denominada Década de Oro del básquetbol bahiense. Con el liderazgo del mágico Alberto Pedro Cabrera, desde 1964 Bahía jugó 12 Provinciales de mayores y ganó 11. Y la selección bonaerense, con los nuestros, disputó 9 torneos Argentinos y obtuvo 8.)

Le ganamos al campeón del mundo, papá.  

Para inaugurar la cancha de Olimpo, el 3 de julio de 1971 la selección bahiense (compuesta por amateurs) derrotó 78-75 a Yugoslavia, que venía de consagrarse como la mejor del planeta.

Desde 2005 ese es nuestro Día del Básquet Bahiense.

Nadie luce mejor la albiceleste..

De "Beto" Cabrera a Emanuel Ginóbili, si nos ponemos a contar la cantidad de bahienses que transpiraron la camiseta de la selección argentina ESTO NO TERMINA MÁS.

Pero también tenemos los técnicos:

-en la mayor, Sergio "Oveja" Hernández cursa actualmente su segunda etapa como entrenador principal (y por ejemplo, Carlos "Tite" Boismené dirigió en el Mundial Argentina 1990);

-Marcelo Richotti orienta a los Sub 17 (y en septiembre último salió campeón del Sudamericano);

-Sebastián Ginóbili está al frente de los Sub 19.

Y además copamos la Confederación Argentina de Básquetbol: tenemos al presidente, Federico Susbielles; al director deportivo, Juan Espil, y al jefe de Prensa, Germán Beder, experiodista de Perfil y Olé.

¡Hasta el médico histórico de la selección es de acá! Diego Grippo, exjugador de Olimpo, lo cura todo desde 1998. 

Hace poco dejamos OTRA huella única en el mundo.

En el último Torneo de las Américas llegaron a la final Argentina y Venezuela, ambas selecciones conducidas por bahienses: Sergio "Oveja" Hernández y Néstor "Che" García.

¡Tenemos 3 campeones olímpicos!  

"Manu" Ginóbili, Alejandro "Puma" Montecchia y Juan Ignacio "Pepe" Sánchez se coronaron de gloria dorada en Atenas 2004. Y LOS 3 TERMINARON EL PARTIDO FINAL EN CANCHA.  

2 pitos locales llegaron al Olimpo.

Rodolfo Gómez (fue el único argentino en Moscú 1980, aquellos Juegos boicoteados) y Raúl Chaves (Atlanta 1996 y Sydney 2000) arbitraron en el torneo más importante que tiene el básquetbol mundial.  

Uno de los nuestros también hizo la Liga Nacional.

El periodista Enrique Nocent (QEPD), quien durante más de 30 años comandó la sección Deportes de La Nueva Provincia, fue clave en la creación de la competencia que posibilitó el crecimiento exponencial del básquetbol argentino.

(Y acá tampoco podemos ser muy modestos: se reconoce internacionalmente la cobertura que desde siempre le ha dedicado el diario a nuestro deporte.)

¿Y de dónde va a ser el primer argentino que jugó en la NBA?


"Pepe" Sánchez debutó el 31 de octubre de 2000 en Philadelphia Sixers.

¿Y el primer argentino campeón de la NBA? Dale, adiviná.

"Manu" Ginóbili dio la vuelta con sus San Antonio Spurs en 2003. Y repitió en 2005, 2007 y 2014.

O sea que ya se colocó 4 anillos. Y esta temporada busca firmemente decorar el quinto dedo de esa zurda inigualable.  

¡Metimos 2 récords Guinness seguidos!

En 2012 y 2013, durante nuestra Fiesta Nacional del Básquetbol, hicimos los partidos con más jugadores en la historia: primero participaron 1.464 personas y luego 1.498.



Un inglés vino, vio y certificó:

-El básquetbol es como la religión de Bahía Blanca.

Amén.

UN BAHIENSE ES EL MEJOR DEPORTISTA ARGENTINO DE LA HISTORIA.

"Manu", OBVIO.

Sin. La. Menor. Duda.

Y listooooooooo. Chau. Paramos acá.

Ojo: hay mucho por agregar. Pero no queremos humillar... más.

Así que los de afuera ya dejen por favor de cancherear a lo pavo con el básquetbol y prueben con el bádminton o el nado sincronizado o el silencio. Marcelo Milanesio dijo un dia: En Bahia Blanca se respira basquet y todo el mundo sabe de basquet.

Les mandamos un fuerte abrazo de volcada in your face. Bien bahiense.

miércoles, 15 de abril de 2015

MITO URBANO BAHIENSE



Las gárgolas del Hotel Muñiz

En todas las localidades se han tejido mitos urbanos. Aquí uno correspondiente a los albores de nuestra ciudad, dudoso de ser verdad en su totalidad; porque no hubo testigos de lo que se relata en su culminación trágica..., pero curioso. Las gárgolas están hoy a la vista de todos. A saber:

Corría principios del siglo XX. Bahía Blanca comenzaba a tomar forma de icono en el sur argentino y la ciudad se iba ampliando cada vez más. 

Con la creación del puerto de Ing. White la población fue creciendo exponencialmente y, por ende, los reclamos de los recintos típicos de ciudades importantes. 


Fue cuando se encomendaron las construcciones del Palacio Municipal contemporáneamente con la ampliación de la Catedral Nuestra Sra. de La Merced. 

En una lucha interna de los arquitectos que encararon ambos proyecto se decide traer a la catedral un conjunto de figuras desde Italia, para destacarla del edificio que se estaba construyendo frente a ella. 

Pasados 2 meses arriban a la ciudad por barco cuatro gárgolas construidas especialmente para dicho edificio. Los obreros las bajaron hacia un carromato tirado por cuatro caballos y las llevaron hasta las puertas de la catedral, que estaba en su etapa final de construcción. En la misma ya habitaban el cura local y su monaguillo, quien todos los días lo ayudaba con la ardua tarea de tocar las campanadas de cada hora. 

Los obreros comenzaron a bajar las gárgolas del carromato, con sumo cuidado para evitar daños. Misteriosamente, cuando fueron a bajar la ultima gárgola, esta no se pudo mover. 
Probaron de diferentes formas pero no lograron sacarla del carro. Esto era raro ya que las otras tres no habían supuesto un problema y, teóricamente, el peso de esta última era el mismo. La suposición lógica fue que el largo día de trabajo en cargarlas y descargarlas los había agotado, por lo que no dieron mayor importancia. 

Llegada la noche, el cura y su monaguillo se dispusieron a dormir, ya que tenían que levantarse en turnos de dos horas para tocar las campanas, como eran las costumbres de la época. 

El cura se levanto en su turno de las 4 de la mañana y toco las campanas cuatro veces. Luego se fue a dormir para esperar su próximo turno a las 6. 

Pasado algo más de media hora las campanas sonaron otra vez. El cura se despertó y vio que el monaguillo seguía dormido en el catre conjunto. Este pensó, entonces, que seria el viento que había hecho repicar el badajo, entonces siguió durmiendo. 

El campanazo de las 5 menos diez se escucho claramente y el cura estaba bien despierto. 
Le aviso a su monaguillo que no se preocupe en subir a tocar las campanas ya que el iba a hacer guardia lo que quedaba del día, porque creía que alguien podía estar haciendo alguna broma. 

El cura trepo hasta el campanario principal y se sentó a esperar. Las campanas no volvieron a sonar. 

Al otro día comentó con los vecinos lo sucedido esa noche, restándole importancia y adjudicándolo a que algunos muchachos habían estado haciendo de las suyas esa noche. 
Paralelamente los obreros trataron de descargar la gárgola del carromato, fracasando nuevamente. 

El día se paso y volvió la noche, con la rutina de los toques horarios. 
El campanazo de las 3 y cuarto fue claro y el cura trepo rápidamente al campanario a ver que sucedía. Al llegar no encontró nada, pero lo alerto el sonido de un batir de alas y a lo lejos vio una sombra que se alejaba hacia la zona de quintas de la primitiva ciudad (hoy Av. Alem). 

Raudamente bajó del campanario y comenzó a seguir aquella figura. 

Corrió desesperadamente, cruzo las quintas y el arroyo Napostá y, de pronto, se detuvo. 
Giró y comenzó a correr hacia la ciudad nuevamente. Corrió y corrió sin mirar hacia atrás. 

Al otro día, después de una larga búsqueda, el cuerpo sin vida del cura fue encontrado entre unos pastizales, con el rostro desfigurado de espanto. 
Nunca se supo el motivo de su muerte. 

Pasado un mes del hecho se continuaron las labores en la catedral y, esta vez, por razones arquitectónicas, se decidió que las gárgolas no eran correspondientes con el edificio. Casualmente para la misma época se estaba construyendo el Hotel Muñiz, aledaño a la Casa Muñiz, un edificio histórico inaugurado en 1907 que se encuentra en la esquina de Chiclana y O’higgins. 
El arquitecto del hotel decidió colocar las gárgolas descartadas en el proyecto de la catedral. A partir de ahí, las mismas se pudieron descargar sin ningún inconveniente, incluyendo la que nunca había podido ser bajada del carromato. 
Hoy en día se pueden apreciar las cuatro gárgolas en el frente del hotel, aunque la habitación en donde esta la gárgola que no se había podido descargar permanece cerrada al publico...°  

fuente: Miguel Martos (periodista bahiense).